martes, 5 de octubre de 2010

4/10/10 21:22

 
Esos retumbos que se cuelan por debajo de la mesa, entremedio de algunas botellas, en cada hendija de la puerta... por allí atraviesa eso que me cautiva. Me inspira, me alegra, me parte en dos la caja que se empina por sobre mis hombros. Amo sentir que entra por mis oídos, vuela por mi interior, se pasea por doquier y vuelve a salir por el otro extremo dejando algo inexplicable en mí. Una sensación detonante y revoltosa en mis adentros, que hace latir mi corazón tan fuerte y excitadamente que caigo en la más vana silla que existe. Pero no por eso dejo de disfrutarla y poseerla, haciendola mía, a ésta y a todas las que me gustan. No puedo tocarla, pero la siento cerca mío y me agrada que así sea. Quiero revelarle al mundo lo que me provoca y compartir, también, la presencia de las buenas vibras que hoy me acompañan.